La Fontana de Trevi es nada menos que la fuente mucho más única del mundo, tanto por su tamaño como por su diseño y estilo, tal como por la historia que le espera bajo sus aguas.
La construcción de esta fuente empezó en 1732 bajo la dirección del popular arquitecto Nicola Salvi, pero la obra no se completó hasta 30 años después gracias a la proporción de enfrentamientos que se generaron a lo largo del sendero, como peleas, guerras, carencia de recursos económicos, deterioro, etcétera. Además de esto, en medio de estos años murió Nicola Salvi, con lo que el resultado final fue obra del arquitecto Giuseppe Pannini, que la acabó en 1762.
Historia de la Fontana de Trevi
La primera de Lo que hablaremos es la crónica de la Fontana de Trevi, que se remonta a bastante hace un tiempo.
De todos es conocido que los romanos tenían una particular predilección por el agua, que llegaron a crear once acueductos en la Localidad Eterna. La narración de la Fontana de Trevi está de manera directa relacionada a la sexta de ellas, que se llamó Aqua Virgo y data de exactamente la misma temporada que el emperador Augusto. Fue restaurado a lo largo del Renacimiento, en el momento en que pasó a nombrarse AcquaVergine (Agua Virgen).
Está a solo 200 metros del Coliseo y da preciosas vistas de Roma. Ciertas habitaciones aun proponen vistas al Coliseo. Tarifas desde 63€ (según temporada).
El Hotel Residence Maximus está ubicado en la colina que forma el vecindario de Celio, asimismo muy cerca de la región peatonal de Vía di San Giovanni in Laterano, donde existen muchos bares y sitios de comidas.
Descripción artística y arquitectónica
Efectuar la descripción artística y arquitectónica de la Fontana de Trevi es un exitación para mí, por el hecho de que es uno de las construcciones mucho más admirados de Roma.
La obra de Salvi tiene 26 metros de altura y 20 metros de ancho, lo que la transforma en la fuente mucho más grande de la región.
La fuente es el resultado de un certamen.
La Fuente Alberti funcionó en el transcurso de un tiempo, pero en 1629 el Papa Urbano VIII decidió que Roma precisaba una fuente mucho más impresionante. Le solicitó a Gian Lorenzo Bernini, quien diseñó el Santuario de San Pedro, la Piazza Navona y el Ponte Sant’Angelo, que esbozara ciertas ideas, pero abandonó el esbozo en el momento en que murió el Papa. En 1730, el Papa Clemente XII examinó la iniciativa de nuevo. En este punto, los concursos se habían transformado en una manera habitual de diseñar estatuas y inmuebles renovadores. Por ende, el Papa organizó un certamen para volver a diseñar la fuente. Alessandro Galilei ganó el certamen, pero la iniciativa de que un florentino diseñase un monumento de roma provocó tal indignación pública que el Papa encargó a Nicola Salvi que lo contratara. Salvi no tenía experiencia anterior en el hogar, además de diseñar un adornado para un espectáculo de fuegos artificiales en la Piazza di Spagna.
Salvi empezó la obra en 1732 pero murió en 1751 antes de concluirla. Giuseppe Pannini completó la obra en 1762.