Se conoce como startups a aquellas empresas que recién se encuentran dando sus primeros pasos. Son emprendimientos emergentes, recién creados, recién nacidos o en proceso de construcción.
En los últimos años, este término se ha popularizado en el mundo de los negocios para hacer referencia a este tipo de empresas, fundamentalmente las que tienen alguna conexión con los sectores tecnológicos. Y, dentro de ellos, existen empresas que se dedican a generar negocios en nichos de diversas características. Así, por ejemplo, hay empresas que desarrollan infraestructura y productos físicos; y también hay otras empresas que se dedican a diseñar soluciones para la vida cotidiana, como por ejemplo servicios en el sector gastronómico, de limpieza, de reciclado y tantos otros más.
En la mayoría de los casos, estas empresas encuentran un momento en la curva de crecimiento en la que requieren una inversión que les permita desarrollar su negocio o hacer que este siga creciendo. Es que ampliar los márgenes también implica ampliar la inversión.
Por ello, en los últimos años también han aparecido en España y en Europa diversas líneas de financiación destinadas a estos proyectos. Todas estas líneas poseen sus especificidades y, muchas de ellas, apuntan a sectores específicos como lo es el sector de base tecnológica.
Uno de los ejemplos de estas líneas de financiación para empresas que comienzan es, precisamente, la startup capital. Esta línea se caracteriza por acompañar a startups que tienen una antigüedad de entre tres meses y 3 años para impulsar su modelo de negocio, tanto en la investigación, el diseño, la producción y comercialización.
Esta línea es muy interesante porque puede financiar proyectos de hasta 100 mil euros, siendo un monto más que suficiente para impulsar una Startup. Además, es una línea que no demanda garantía y cuya subvención puede llegar hasta el 75% del proyecto.